Carla Bravo-Reimpell
Pare captar el enlace de la Escuela y sus dispositivos con la lógica de lo singular, tomo la enunciación de Lacan en tres diferentes momentos. Comienzo con el Seminario Disolución, Clase El Otro falta, del 15 de enero de 1980.
“El uso del uno que no encontramos más que en el significante no funda en modo alguno la unidad de lo real. Salvo al proveernos la imagen del grano de arena. No se puede decir que, incluso al hacer montón, haga todo… Que pueda ser contado, como lo dice Arquímedes, no es ahí más que signo de lo real, no de un universo cualquiera. No tengo más Escuela. La levanté desde el punto de apoyo… que tomé del grano de arena de mi enunciación” (1).
Una Escuela que se levanta con el grano de arena de la propia enunciación, que interroga a cada uno en ese punto de seguirla levantando, una y otra vez, con el decir que surge de aquellos que toman la palabra para renovar el saber del psicoanálisis. La segunda referencia, del Acto de fundación, 21 de junio de 1964: “Fundo -tan solo como siempre lo estuve en mi relación con la causa analítica- la Escuela francesa de Psicoanálisis…” (2).
¿Es esta afirmación acaso una invitación a asumir la soledad que se juega para cada quien en la causa por el psicoanálisis, en esta nueva forma de lazo entre analistas que es la Escuela? No es casual que pocos párrafos después Lacan introduzca el cartel y plantee una adhesión a la Escuela con el título del trabajo que cada uno se propone llevar adelante, es decir, el rasgo. Última cita, tomada de las Jornadas de los Carteles en la Escuela Freudiana de París, en abril de 1975:
“Imposible no reconocer en este Más Uno… que se refiere estrictamente a lo que yo hubiera escrito, que el X + 1 es precisamente lo que define al Nudo Borromeo, a partir de eso que debe extraerse, este 1 que en el Nudo Borromeo es cualquiera del que puede obtenerse una individualización completa, es decir que de lo que resta -a saber, de esa X en cuestión- no hay otra cosa que uno por uno… este Uno que se encuentra siempre como encadenando los eslabones individuales…” (3).
Esta fórmula, X+1, implica que de la función +1 debe obtenerse esta individualización completa, que para lo que resta, representado por la X, es del orden del uno por uno. En la última sesión de estas Jornadas, toma la palabra Daniel Sibony, psicoanalista con formación en matemáticas, para desarrollar esta formulación de Lacan. Comenta que el problema que se le plantea al cartel en tanto grupo constituido por seres parlantes, es precisamente el dejar de ser conjunto; de manera que el principio de recurrencia (como función del 1+1+1+1…) “debe trabajar a dicho conjunto… haciendo que sus elementos [valgan] a título de uno por uno”. La función +1, “infinitud latente” (4), al agregar, “viene a sobrecargar, a sobredeterminar en forma abrumadora y plural a los individuos en presencia” (5) a la vez que actúa para exaltar su incompletud y la transmite a los que están reunidos bajo su signo” (6).
Resumiendo, tres coordenadas de lo singular en su relación con la Escuela y el cartel: la soledad en la relación con la causa analítica, la individualización completa del orden del uno por uno, y su articulación con el grano de arena de la enunciación. Ahora bien, cómo estas coordenadas de lo singular alcanzan en el cartel su expresión en el rasgo o sujeto del cartel? En el texto “El Uno que orienta el dispositivo del cartel”, de Clara Holguín, leemos:
“Este rasgo hace referencia a la pregunta singular de cada uno. Es desde allí que se motoriza un trabajo propio pero con otros. El rasgo, al estilo del síntoma o quizá como síntoma, al tiempo que suple, mantiene abierto el agujero de la imposibilidad de escribir la relación sexual…el rasgo [es lo que] nos hace a cada uno sin igual, que no es otra cosa que el síntoma: el relieve puesto en el síntoma muestra la relación pura y singular que cada uno tiene con lalengua” (7).
Resalto entonces este punto: el rasgo tiene el estilo del síntoma, no es otra cosa que el síntoma, afirmación que leo como el epicentro de la lógica de lo singular en el cartel. Veo aquí dos dimensiones del rasgo-síntoma: por un lado, la del agujero que hace inconsistente al Otro (A/), inconsistencia que toma el cuerpo de cada cartelizante de una manera singular introduciendo así lo real; la otra dimensión sería la de la suplencia, el anudamiento posible que se hace en el interior y gracias al cartel, y que se gesta a partir de la individualización completa del uno por uno, que confrontaría a cada quien con esa soledad que le es propia en su relación con la causa y que permitiría desplegar una enunciación. Entonces, a este rasgo subyace por un lado, la imposibilidad de escribir la relación sexual; y consecuentemente, la posibilidad de abrazar algo del orden de la propia escritura -una “pizca de escritura” (8), como dice Sibony- y hacer de ella transmisión. En este sentido, entiendo la idea de Mauricio Tarrab, cuando plantea:
“… el cartel da una pista para orientarse… en la medida en que sostenga la idea de Lacan respecto de que no hay enunciación colectiva… en especial si esta enunciación se autoriza en la relación que cada uno tiene con el inconsciente, con el de cada uno” (9).
Siendo la lógica del rasgo la lógica del síntoma, del uno que no hace universal, de la soledad con la propia causa y de la enunciación que no es colectiva, ¿por qué entonces conformar un cartel, que es lo mismo que preguntarse por qué hacer con el rasgo, Escuela? En la conversación de las Jornadas a que venimos aludiendo, Lacan cuestionaba a sus interlocutores en este sentido: “me parece difícil que los analistas no se pregunten lo que quiere decir analíticamente su trabajo en cuanto es un trabajo común, ¿debe el analista permanecer aislado? ¿Por qué no?” (10).
Esta es la tensión que confronta lo singular con la posibilidad de su transmisión y por tanto de su articulación al lazo que es la Escuela, vía la transferencia de trabajo. Habría que remarcar entonces que si bien no hay rasgo posible sin el Más Uno como función éxtima que extrae lo singular, también se hace necesario el poder ubicar al cartel en la dinámica de los discursos. Como señala Miller en “Cinco variaciones sobre el tema de ‘La elaboración provocada’”, la función de Más Uno haría que “los miembros de un cartel tengan estatuto de Si… que trabajen a partir de sus insignias, sus significantes-amo…, [lo cual equivale a decir que] cada miembro del cartel tenga su propio rasgo” (11); pero adicionalmente, hay un saber a inscribir como producto del trabajo y una causa que motoriza el movimiento, de tal suerte que el rasgo queda así anudado en el juego de un discurso y del lazo con la Escuela. A este respecto, Sibony plantea que “lo que un grupo tiene en común… es el soportar juntos el peso, el peso significante” (12) que sería un peso del uno por uno. Concluyo con esta cita, también de Sibony, que marca la imbricación de lo singular con lo que es del orden del trabajo común que igualmente conlleva un cartel:
“… un conjunto de seres parlantes está unido solamente cuando está afiliado a una escritura en curso, a las imposibilidades de una escritura…Así el conjunto familiar está contiguo con lo que resta, niño, testigo y soporte de una imposibilidad de escribir la relación sexual…” (13)
Referencias
(1) Lacan, J., “El Otro falta. Seminario del 15 de enero de 1980”, p.2-3. https://www.lacanterafreudiana.com.ar/2.1.12.5%20%20TEXTO-05%20%20%2080-01-15%20%20S27.pdf
(2) Lacan, J., “Acto de fundación”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2018, p. 247.
(3) “Jornadas de Carteles en la Escuela Freudiana de París. 12 y 13 de abril de 1975”, p.6. http://www.escuelafreudiana-arg.org/uploads/carteles_textos/3838ece87a0c37811bbc6286725ec50f30c79582.pdf
(4) Ibíd., p.37
(5) Idem.
(6) Ibíd., p.38
(7) Holguín, C., “El Uno que orienta el dispositivo del cartel”. http://www.nel-amp.org/index.php?file=Carteles/Boletin-de-carteles/021/Productos-de-carteles/El-Uno-que-orienta-el-dispositivo-del-cartel.html
(8) “Jornadas de Carteles en la Escuela Freudiana de París. 12 y 13 de abril de 1975”, p.39. http://www.escuelafreudiana-arg.org/uploads/carteles_textos/3838ece87a0c37811bbc6286725ec50f30c79582.pdf
(9) Tarrab, M., “Siete puntos sobre política lacaniana”, La mirada de las imágenes. Textos psicoanalíticos, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2018, p.224-225
(10) “Jornadas de Carteles en la Escuela Freudiana de París. 12 y 13 de abril de 1975”, p.31. http://www.escuelafreudiana-arg.org/uploads/carteles_textos/3838ece87a0c37811bbc6286725ec50f30c79582.pdf
(11) Miller, J.-A., “Cinco variaciones sobre el tema de ‘la elaboración provocada’”. https://eolcba.com.ar/wp-content/uploads/2017/06/f-Cinco-variaciones-J.A.-Miller-.pdf
(12) “Jornadas de Carteles en la Escuela Freudiana de París. 12 y 13 de abril de 1975”, p.38. http://www.escuelafreudiana-arg.org/uploads/carteles_textos/3838ece87a0c37811bbc6286725ec50f30c79582.pdf
(13) Ibíd., p.37