Carla Bravo-Reimpell
El ejercicio que se propone Miller para abordar la lógica de la estructura discursiva en el cartel parte de la expresión elaboración provocada, que remite al segundo punto de la formalización del cartel que hace Lacan en su texto “D’ecolage”, en el cual plantea: “La conjunción de los cuatro se efectúa en torno de un Más-Uno que, si bien es cualquiera, debe ser alguien. A su cargo está velar por los efectos internos de la empresa y provocar su elaboración” (1). Es a partir de la sustantivación de esta formulación que Miller va a desplegar 5 variaciones que nos conducirán a la estructura de discurso que para él conviene al cartel, y cuya puesta en funcionamiento compete de manera directa al Más-Uno.
En primer lugar, hay que considerar una advertencia que nos hace Miller: a él, el cartel le interesa en tanto cumple “propósitos de saber” (2). Si bien con el paso del tiempo se ha hecho uso del cartel para cumplir funciones relativas a la ejecución de distintas funciones dentro de una Escuela, el desarrollo que Miller va a ofrecer requerirá que conservemos al saber como término en juego, junto con el S1, el S/ y el objeto @ -que como sabemos son los términos que por rotar, dan lugar a los cuatro discursos desarrollados por Lacan-.
La primera variación, Una fórmula contrastada, hace énfasis en lo que, viniendo de afuera como llamado, un S1 en tanto provocación, lleva a lo que iría hacia adelante o se desplegaría: un S2 como elaboración de saber. Esta sería la estructura mínima del matema de la elaboración provocada, que correspondería al piso superior en el discurso del amo. Ahora bien, si este discurso es el punto de partida de Miller, no hará de él el soporte para el trabajo del cartel, como veremos a medida que progrese en las siguientes variaciones.
La segunda variación –Una elaboración es siempre provocada-, es útil para remarcar que si hay llamado al trabajo, es que no hay disposición natural para el mismo. Por el contrario, hay pereza. Esto nos permite dar el siguiente paso: dado que toda elaboración siempre requerirá de un agente, porque no hay voluntad de trabajo, ¿cuál es el agente que más conviene al cartel para impulsar el trabajo que se debe desplegar en él?
Tercera variación, La elaboración de discurso o ¿qué discurso para el cartel?
En el discurso del amo, si bien partimos del estatuto del S1 como agente que llama al trabajo, cabría preguntarse si lo que más conviene para el cartel es que una vez hecha la provocación, sea un S1, un significante-amo, el que comande el trabajo a desplegar. Asimismo, ¿en el desarrollo del trabajo de cartel se trataría de colocar al saber ya constituido (S2) en el lugar de lo por elaborar? Como producto, ¿se esperaría obtener un plus-de-gozar? Y por último, en un cartel ¿debe estar el S/ en el lugar de reposo que lo resguarda del trabajo por hacer? Como adelantamos, no será éste el discurso que tomará Miller como soporte para el cartel.
Del discurso universitario, se partiría de un llamado hecho por un agente que se identifica en tanto saber. De él, dirá Miller: “tiene, más bien, un efecto bloqueante sobre la elaboración, su modo de provocar la elaboración es más bien revocarla, [es] lo que trae consigo la educación” (3). A continuación agrega: “¿qué es lo que aquí se produce, sino un provocador?” (4), haciendo referencia a lo que advendría en el lugar del producto: el S/.
Entonces, si en el cartel hay un lugar para la provocación (el lugar del agente en los discursos), ¿no debería estar ocupado precisamente por el provocador, es decir, el S/, lo que nos llevaría a pensar en el discurso histérico como el más pertinente para el cartel? Como expresa Miller, “este término conviene admirablemente al discurso histérico, que pone en evidencia al sujeto provocador?” (5). Sin embargo, en el texto “Del grupo al cartel, del líder al Más-Uno”, Guy Trobas plantea sus objeciones a lo que llama “una promoción de la histerización, del discurso histérico” (6) en el cartel. Al respecto, y si bien reconoce el “lado bueno” de tal histerización, en tanto:
“allí donde los efectos de grupo inducen a los sujetos a instalar, en posición dominante en su discurso, algunos significantes-amo o algún saber dominante, la histerización, esto es su lado destituyente, hace obstáculo a esta instalación en posición dominante en un discurso, sea del significante-amo o del saber” [por otro lado resalta] su ‘lado malo’: esta vertiente destituyente… si no se prolonga en el discurso analítico, esto es, a fuerza y medida de destituciones, es una vertiente de preservación del ideal, de idealización frenética; la operación de la histérica, en relación al amo, es destituirlo para salvaguardar su ideal de amo de una marca” (7).
Pienso que Miller no deja para nada de estar advertido de esta dificultad; por lo mismo nos dirá antes de pasar a discutir la cuarta variación: “El discurso analítico desplaza a este sujeto, haciendo de él un provocador-provocado” (8).
Tomo estas dos expresiones: algo se debe desplazar, algo se debe prolongar, en lo que toca al discurso de la histérica vía el discurso analítico, pero sin prescindir de él en el cartel, punto que Miller ratifica en la siguiente variación, El agente provocador: “la estructura que responde mejor a mi experiencia del cartel es la del discurso histérico” [en tanto] no se obtiene un resultado de saber más que con la condición de poner en posición de Más-Uno a S/” (9). Porque, suponer para el cartel la estructura del discurso del analista sin lo que conviene del discurso histérico, tendría “como único resultado la denuncia de algunos significantes-amo” (10), producto escaso a los fines de nutrir la doctrina del psicoanálisis.
La última variación será entonces la que dé cuenta de la torsión que hace Miller sobre el discurso histérico, valiéndose del discurso del analista, para crear un matema del cartel. Esta variación lleva por nombre El arte de ser Más-Uno. Función en más pero, y esto es especialmente importante, “el Más-Uno no se añade al cartel más que descompletándolo, debe contarse allí y no hacer más función que la de la falta” (11), dice Miller. ¿Cómo se haría operativa esta función de la falta en el discurso de la histeria? Más aún, ¿cómo, a partir de esta operatividad, se desplazaría al cartel de la lógica fálica del todo y la excepción, a la lógica del no-todo? Vemos aquí que la torsión implica ese “desplazamiento del sujeto por el discurso analítico” (12), haciendo que opere el @, causa del deseo, vacío agalmático, sobre él, lo cual implicaría ascender al @, que dejaría de estar oculto, en reserva. Así, la posición provocadora del sujeto histérico adquiere otra dimensión, al añadirse la vertiente del provocado, que hace posible que se ponga al trabajo y ponga al trabajo a los otros en tanto vehiculiza la causa. Es lo que Miller nombra como “insertar el efecto de sujeto en el cartel” (13), lo cual no equivale a encarnar al S/. Ahora bien, ¿qué sería aquello que se pone al trabajo al insertarse el efecto de sujeto? En el matema, vemos que aquello con lo cual se maniobra, con lo que pone en marcha la elaboración, es que “los miembros del cartel tengan estatuto de Si” (14), incluida la persona del Más-Uno; es decir, que cada miembro trabaje en función de su propio rasgo, su propia insignia. Y el S2, el saber, ¿dónde ubicarlo? Por un lado, vemos que del lado derecho, hay un saldo de saber de la operación en tanto producto del cartel; pero ojo, Miller lo ubica como un “más-de-saber”. ¿Qué implica esto? Pienso que si consideramos que del lado izquierdo también se juega un saber – que Miller nombra como “lo que Lacan sabía”- que da soporte a lo agalmático en el cartel-; se espera que este saldo de saber del lado derecho exceda en algo al saber que contienen los Escritos y los seminarios de Lacan.
Ya para concluir, diré que la afirmación de Lacan en las Jornadas de la Escuela Freudiana de París el 13 de abril de 1975, “la infinitud latente es justamente el Más-Uno” (15), enigmática por demás, encontraría una pista en lo que propone Miller, ya desde la primera variación, sobre la función del Más-Uno: ir “a buscar lo que es latente y que llamando revela, véase crea” (16).
Referencias
(1) Lacan, J., “Decolaje o despegue de la Escuela”. http://eolcba.com.ar/wp-content/uploads/2017/06/b-Decolage-Lacan-1980-.pdf
(2) Miller, J.-A., “Cinco variaciones sobre el tema de ‘La elaboración provocada’”. https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=295&intIdiomaArticulo=1
(3) Idem.
(4) Idem.
(5) Idem.
(6) Trobas, G., “Del grupo al cartel, del líder al Más-Uno”. http://www.cuatromasunoeol.com/edicion/001.logica-colectiva.guy-trobas
(7) Idem.
(8) Miller, J.-A., “Cinco variaciones sobre el tema de ‘La elaboración provocada’”. https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=295&intIdiomaArticulo=1
(9) Idem.
(10) Idem.
(11) Idem.
(12) Idem.
(13) Idem.
(14) Idem.
(15) “Jornadas de Carteles en la Escuela Freudiana de París. 12 y 13 de abril de 1975”, p.37. http://www.escuelafreudiana-arg.org/uploads/carteles_textos/3838ece87a0c37811bbc6286725ec50f30c79582.pdf
(16) Miller, J.-A., “Cinco variaciones sobre el tema de ‘La elaboración provocada’”. https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=295&intIdiomaArticulo=1